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Mostrando entradas de 2010

Odio desde la otra vida (Roberto Arlt)

Fernando sentía la incomodidad de la mirada del árabe, que, sentado a sus espaldas a una mesa de esterilla en el otro extremo de la terraza, no apartaba posiblemente la mirada de su nuca. Sin poderse contener se levantó, y, a riesgo de pasar por un demente a los ojos del otro, se detuvo frente a la mesa del marroquí y le dijo: -Yo no lo conozco a usted. ¿Por qué me está mirando? El árabe se puso de pie y, después de saludarlo ritualmente, le dijo: -Señor, usted perdonará. Me he especializado en ciencias ocultas y soy un hombre sumamente sensible. Cuando yo estaba mirándole la espalda era que estaba viendo sobre su cabeza una gran nube roja. Era el Crimen. Usted en esos momentos estaba pensando en matar a su novia. Lo que le decía el desconocido era cierto: Fernando había estado pensando en matar a su novia. El moro vio cómo el asombro se pintaba en el rostro de Fernando y le dijo: -Siéntese. Me sentiré muy orgulloso de su compañía durante mucho tiempo. Fernando se dejó caer melancólica

UN LUGAR EMBRUJADO (Zakoldovannoe Mesto-1832) Nikolai Gógol

Historia verdadera narrada por el sacristán de la iglesia de… Les juro que empiezo a estar harto de contarles historias. ¿Qué se creen ustedes? Les doy mi palabra de que estoy aburrido. Me paso el día cuenta que te cuenta. ¡No hay manera de que le dejen a uno tranquilo! Bueno, voy a narrarles una historia más, pero será la última. Sí, ustedes han dicho que el hombre puede vencer al espíritu maligno. Mirándolo bien, es evidente que se dan en el mundo toda suerte de casos... No obstante, yo no diría eso. Si la fuerza diabólica quiere burlarse de uno, ya lo creo que lo conseguirá. Y si no vean lo que sucedió en mi familia: éramos en total cuatro hermanos. En aquella época yo no era más que un tontuelo. Sólo tenía once años; pero qué digo: aún no los había cumplido. Recuerdo como si fuera ayer que en una ocasión me puse a cuatro patas y empecé a ladrar como un perro; mi padre me gritó, moviendo la cabeza: «¡Ay, Fomá, Fomá! ¡Estás ya en edad de casarte y aún sigues haciendo el tonto como un

El gato negro (Edgar Allan Poe)

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales. Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter.

WALKING AROUND (Pablo Neruda)

Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro navegando en un agua de origen y ceniza. El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores. Sucede que me canso de mis pies y mis uñas y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre. Sin embargo sería delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Sería bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de frío. No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día. No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos, aterido, muriéndome de pe

Dolor y arte: Frida Kahlo (Adriana Alicia Wenger )

Transgresora, valiente, feroz, herida, desafiante... imágenes que se suceden y nos golpean de Frida Kahlo. Su pintura es su testimonio: de su lucha, de su sér - con acento como escribía el poeta César Vallejo - enclavada en su tierra y en el tiempo que le tocó vivir. Nació en el año 1907, pero identificada con el nuevo México le gustaba decir que había nacido con la Revolución Mexicana. Su padre fue Guillermo Kahlo, descendiente de judíos húngaros; nació en Alemania. A los 19 años viaja y se instala en México, casándose en segundas nupcias con Matilde Calderón. La tercera de las hijas es Frida, será "la preferida" de su padre. Guillermo Kahlo aprende el arte de la fotografía de su suegro, instalándose como fotógrafo profesional. Esta actividad funcionará para Frida como un razgo que ella extrae y que será eje de su pintura: la serie de auto-retratos que se suceden a lo largo de toda su obra. Con su padre se adentró en el conocimiento de la arqueología y el arte de México y ta

El cine y la identidad latinoamericana: prejuicios y alienaciones (Myung Choi, Ph.D. en Literatura Comparada. Purdue University)

Uno de los temas que atañe a los latinoamericanos que inmigran a los Estados Unidos es el problema de clase, raza, identidad y prejuicio como lo indica la siguiente frase: “Casi todas las personas entrevistadas notaron que lo mejor de los Estados Unidos es […] ‘poder trabajar,’ ‘es mas fácil de lograr lo que uno se propone,’ ‘mejor oportunidad de empleo.’ Mas […] notaron que lo peor de este pais es ‘el racismo’ […] y el prejuicio hacia los latinos” (Oboler 1997: 148) [1]. Sin duda los hispanos, como otras minorías, están destinados a prejuicios. También los clichés o las imágenes que los no hispanos proyectan en conección a los hispanos son más negativos que positivos, como por ejemplo los estereotipos cinematográficos como el payaso (Alfonso Arau en Romancing the Stone), el bufón femenino (Jacqueline Obradors en Six days and Seven Nights), el bandido (Al Pacino en Scarface), y el amante latino (Antonio Banderas en Never Talk to Strangers) (Berg 2006: 68-76). Aunque no exista unanimida

La inmolación por la belleza (Marco Denevi)

El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con nadie, siempre solitario y taciturno, siempre triste, él, que en realidad tenía un carácter alegre y gustaba de la compañía de los demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche y, si entonces oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se convertía en una bola para ocultar su rubor. Una vez alguien encontró una esfera híspida, ese tremendo alfiletero. En lugar de rociarlo con agua o arrojarle humo –como aconsejan los libros de zoología-, tomó una sarta de perlas, un racimo de uvas de cristal, piedras preciosas, o quizá falsas, cascabeles, dos o tres lentejuelas, varias luciérnagas, un dije de oro, flores de nácar y de terciopelo, mariposas artificiales, un coral, una pluma y un botón, y los fue enhebrando en cada una de las agujas del erizo, hasta transformar a aquella criatura desagradable en un animal fabuloso. Todos acudieron a contemplarlo. Según quién lo mirase, semejaba