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EL CARTERO DEL REY - TAGORE

PRESENTACIÓN DEL VIEJO FETÉN. 

(entra con parsimonia y solemnidad, luciendo una hermosa chepa y tosiendo a ratos)


Las lluvias han regado los campos de la aldea; han llorado sobre los tejados; han corrido juguetonas por entre las callejuelas que se abrazan entre sí como los dedos de las manos orantes; y yo, el Viejo Fetén... tengo una pulmonía... ¡qué hermosa es la lluvia sobre los campos y en la ciudad... cuando un techo te cubre la chepa!
Sí, es lejana la aldea en la que vivo, que no se hacen idea lo que me ha costado llegar, pero ha valido la pena.
Total, que (si me deja el… ¿Cómo se llama? ¡El Alhzeimer!) vengo a narrar una lejana historia, para estos oídos pequeños y mayores, juguetones y serios... que pronto estarán atraídos por voces de niños que conquistarán su curiosidad... para entonces esta historia ya será muy, muy cercana, je je, je. (ataque de tos).
MADHAV era un hombre mayor que vivía en mi aldea. Tenía un hijo llamado Amal; sus padres murieron, así que lo adoptó MADHAV. Un niño un poco repipi, pero cariñoso y amable. Ah, cómo lo recuerdo… Está enfermo... cómo sufre MADHAV su padre adoptado... ¡adoptivo!; los médicos presagian lo peor para el chiquillo... Una aldea, una casita y una habitación sin tele, sin maquinitas, sin perro-robot: sólo una ventana... ¡pues qué rollo, no! Nooo, Amal es feliz, muy feliz, y sólo necesita amigos para serlo... pero su cuarto es su prisión, está malito y no debe salir… Huy, no os he contado lo del Rey que...
Vaya, el alfeizar otra vez, ya no recuerdo cómo sigue. Pero con lo dicho basta. Si os habéis enterado, benditos seáis, si no habéis entendido ni coscojo...enterados seáis, entrados seáis en esta historia... adiós... (Tosiendo) ojalá no sea la gripe del pollo, adiós... adiós... (se va tosiendo y pidiendo una Couldina, o algo así)

Personajes
MADHAV. Enrique Mateu
AMAL, hijo adoptivo de MADHAV. Mario Gil
EL MÉDICO. José María Aura
EL VENDEDOR. Nacho Peña
ÁNGEL, Luis Nieto
EL GUARDA. Miguel Nieto
EL VIEJO FETÉN. Fernando Latorre
EL JEFE DE LA ALDEA, CUCHUFLETA, un valentón. Carlos Peña
EL HERALDO DEL REY. Juan Martí
EL MÉDICO REAL. David Pont
NIÑOS DE LA ALDEA. Niño 1 Alberto Fernández Niño 2 José Mª Marco Niño 3 Edu Valero y Niño 4 Javi Apellániz


ACTO PRIMERO
ESCENA PRIMERA
(En casa de MADHAV)
MADHAV Y EL MÉDICO

MADHAV
...¡No sé qué es esto! Antes de venir él, todo me era igual, ¡y me sentía tan libre! Pero ahora que él ha venido, Dios sabe por qué, su cariño me llena el corazón. Y estoy seguro de que mi casa no será ya casa si él se va... (Al MÉDICO.)¿Usted cree...?


EL MÉDICO

Si su destino es que viva, vivirá años y años; pero, por lo que los libros dicen, me parece...

MADHAV
¡Ay, Dios mío, qué ...

EL MÉDICO

Bien claro lo dicen los libros: "Humor bilioso, parálisis agitante, resfriado y gota, todo empieza lo mismo...”

MADHAV
¡Déjese usted de libros, hombre! Con tanta y tanta cosa, no consigue usted sino preocuparme más. Lo que quiero que me diga usted es lo que se puede hacer...

EL MÉDICO (tomando rapé)
Pues sí; el enfermo necesita el mayor cuidado...

MADHAV
Sí. sí; ya sé... Pero dígame qué hago...

EL MÉDICO

Ya lo tengo dicho: que de ninguna manera se le deje salir de casa.

MADHAV

¡Pobre chico! Eso de tenerle encerrado todo el día... es como muy... Eso es pasarse, que es un niño; todavía piensa poco para ser realmente humano, pero es un niño y no se puede tener a un electrón así todo el día en casa, que me va a quemar al gato o a algo así...

EL MÉDICO

Pues no hay otro remedio. El sol y la humedad del otoño pueden hacerle mucho daño, porque, como dicen los libros: "El asma en desvanecimientos, en temblor nervioso, en ictericia y en ojo de Plomo..."

MADHAV
¡Hombre, por Dios, déjeme en paz con los libros! Entonces, no queda otro remedio que encerrar al pobrecillo, ¿eh? ¿No se puede hacer otra cosa, Llevarle al zoo a ver animales, o a que le vean...?


EL MÉDICO

No, no; "viento y sol...

MADHAV

Pero ¡qué me importa a mí ahora que si esto o que si lo otro ... ! Vamos al grano. Lo que usted dice es muy duro para la pobre criaturita...; y como además él lo lleva todo con esa paciencia, y hace cuanto se le dice: vete a dormir, y se va; vete a duchar, y se ducha, ponte a estudiar y se... y se,... ¡bueno usted ya me entiende! ¡Me parte el corazón ver su cara cuando está tomando esa medicina que usted le ha mandado!...

EL MÉDICO

Pues cuanto más le cueste, mejor. El sabio Chyabana lo ha dicho: "Medicina y buenos consejos, lo que menos gusta es lo que mejor sienta..." Sí, sí... Y me voy corriendo, que tengo mucho que hacer...
(sale.)

ESCENA SEGUNDA

MADHAV Y EL VIEJO
(Entra EL VIEJO)
MADHAV (al VIEJO)
... Pero bueno, ¡si eres tú… maldito!

EL VIEJO
¡Descuida hombre, que no te voy a morder! Soy feo pero no llevo collarín, ni ladro.

MADHAV
Sí; pero siempre les haces creer a los niños esas fantasías tuyas, eres peor que la serie de los Simpson.

EL VIEJO
Tú no eres ningún niño, ni tienes niños en tu casa... ¿Qué más te da?. No sabes entenderlos, siempre quieres que piensen como tú, que actúen como tú, que no sean caprichosos; y el café, el tabaco, ir al cine o ver tu programita no son también caprichos. Los adultos sois como los niños pero con caprichos más retorcidos.

MADHAV
Es que ahora tengo un niño...

EL VIEJO
¡Que has tenido un niño... ¿De verdad? Pero, ¿cómo lo has hecho?

MADHAV
No so tonto, que tengo un niño, no que lo he tenido. Tú recordarás que mi mujer estaba siempre con la manía de que adoptáramos un niño...

EL VIEJO
Pero desde entonces ha llovido; y además, a ti, no te hacía la más mínima gracia...

MADHAV
Tienes razón. ¡Tú no sabes lo que me ha costado juntar todo este dinero! Y que el hijo de otro se me entrara en casa a tirarme lo que yo, con tanto sudor, había ido ahorrando... No podía con eso... Pero esa criatura se me ha metido en el corazón de una manera, a veces siento que lo hubiera parido yo.
EL VIEJO

No, si a ver si tenía yo razón ¡Pues buena la hemos hecho! Y ahora solo pensarás en darle gusto al niño... ¡Y tan contentos de que se vaya! Te aviso que no es fácil educarlos, no puedes exigirles confianza u obediencia así por las buenas, hay que ganárselos y eso es tarea tuya, si no ven en ti lo que les dices, harán sólo lo que haces.

MADHAV
Sí, ya lo sé, pero con cariño se consigue todo, y yo ¡le tengo un cariño! Antes, el dinero era para mí un vicio. ¡Trabajaba con una avaricia!... Ahora, como sé que es para este niño, que quiero tanto, ¡me da una alegría ganarlo...!

EL VIEJO
Bueno, bueno; ¿y dónde encontraste ese niño?

MADHAV
Es el hijo del hermano, del primo, de la sobrina, del amigo de mi mujer. Su madre murió hace tiempo, y el otro día, para colmo, se quedó también sin padre, y los parientes se han hecho un lío, así que lo adopté yo.

EL VIEJO
¡Pobrecillo! Así le hago yo más falta. A un niño hay que darle siempre alegría, que no significa mentirle, sino ofrecerle siempre el lado positivo de las cosas.

MADHAV
El Médico dice que no hay parte sana en él, y que no tiene esperanza de que viva. Dice que lo único que hay que hacer es guardarlo de este viento del Otoño y de este sol... ¡Pero tú eres el peor que un demonio!... ¡además ya no estás para jugar por ahí, con los chavales!

EL VIEJO
¡Bendito Dios! ¿Conque tan malo como el viento y el sol del otoño, eh? Pero también sé hacer que se estén los niños quietecitos en casa... Esta tarde, cuando acabe el trabajo, me vendré a jugar con tu niño...
(Sale.)

ESCENA TERCERA
MADHAV Y AMAL
(Entra AMAL)

AMAL
Tío; oye, tío...

MADHAV

Amal, hijo, ¿qué quieres ahora?

AMAL

¿No me dejas salir un poquito del cuarto? Aquí huele ya a habitación de niño.

MADHAV

No, rey de mi corazón, no salgas...

AMAL

¡Anda, un poquito nada más ... Voy con la títa a ver moler las lentejas... Mira la ardilla, sentada con su rabo en alto; mira cómo coge con sus manitas las semillas y se las come... ¿Voy de una carrera?

MADHAV

No, vida mía no...

AMAL

¡Ojalá fuera yo una ardilla! Iba a jugar más... Tío, dilo ¿por qué no quieres que vaya?

MADHAV

Porque el Médico dice que no es bueno, hijo.

AMAL

¿Y cómo lo sabe él, di?

MADHAV

¡Qué ocurrencias tienes! ¿Cómo no lo va a saber, con esos libros tan sabios que lee?

AMAL

¿Y en los libros lo dice todo?

MADHAV

Pues claro, ¿no lo sabías?

AMAL (suspirando)

-¡Yo qué sé!... Como yo no leo libros...

MADHAV

Es para que lo sepas; los hombres cultos, que lo saben todo, son como tú; nunca salen de casa...

AMAL

¿De veras? ¿Nunca?

MADHAV

¿Cómo quieres que salgan? Desde que se levantan hasta que se acuestan están leyendo, y no les queda tiempo, ni tienen ojos para otra cosa. Cuando tú seas mayor, serás sabio.. Siempre estarás metido en casa leyendo libros muy intelectuales y descubrirás la ley de Murphy o algo así. Y la gente que pase se quedará mirándote, y dirá: "¡Lo que sabe! ¡Es una maravilla, sólo le faltan las antenas!"

AMAL

No tío, no; por lo que más quieras; ¡no, yo no quiero ser sabio, ni tener antenas; no quiero, no quiero ...

MADHAV

Pues mira, mi salvación habría sido ser sabio...

AMAL
A mí me gustaría más ir a muchos sitios y ver todo lo que hay que ver.

MADHAV

¡Tontería es el ver! ¿Y qué quieres ver? ¿Qué es eso que te atrae tanto?
AMAL

Quiero ver esa montaña que se divisa desde la ventana... ¡Algunas veces me dan unas ganas de irme volando por encima de ella!...

MADHAV

¡Eres tonto! ¿Tú crees que no hay más que ir y subirse al pico de la montaña? Y luego, ¡qué! ¡Tú estás loco, hijo! ¿No comprendes tú que si esa montaña está ahí en pie, como está, está por algo? ¿No? Si pudiéramos ir más allá, ¿para qué amontonar tanta piedra? ¿Para qué habrían hecho una cosa tan grande? Vamos, hombre...

AMAL
¿Tú crees, tío, que la han hecho para que nadie pase?
Pues a mí me parece que es que como la tierra no puede hablar, levanta la mano hasta el cielo y nos llama; y los que viven lejos y están sentaditos siempre en su ventana, que la ven llamar... Pero será que los que son sabios...

MADHAV
¡Te creerás tú que los sabios sólo tienen que pensar en esas tonterías! Tendrían que estar tan locos como tú...

AMAL

Pues mira, ayer conocí a uno que está entonces tan loco como yo...

MADHAV

¡Vaya! ¿Quién? ¿De veras?

AMAL
... Llevaba un palo de bambú al hombro, con un lío en la punta, y llevaba un perol en la mano, Y tenía puestas unas botas de cuando se hacía la mili con lanza... Iba camino de los montes, por aquella pradera que está allí... Yo le pregunté, gritando: ¿Adónde vas?" El contestó: "No sé, no sé, a cualquier parte." Y yo le pregunté otra vez: ¿Por qué te vas?" Y me dijo: "Voy a buscar trabajo..." Tío, di: ¿tú no tienes que buscar trabajo?


MADHAV
¡Claro! Hay mucha gente que busca trabajo por ahí...

AMAL
¡Qué gusto! Pues yo me voy a ir también por ahí a buscar cosas que hacer...

MADHAV
¿Y si no encuentras nada? Entonces...

AMAL
¡Eso sí que sería divertido! Pues entonces iría más lejos todavía... Tío, yo estuve mirando mucho aquel hombre que se iba, andando despacio, con sus botas viejas... Cuando llegó a ese sitio del arroyo donde está la higuera, se puso a lavarse, los pies; luego, sacó de su lío un poco de harina, le echó un chorrito de agua, y se la comía... Luego, ató su lío y se lo puso otra vez al hombro; se recogió la falda hasta la rodilla, y pasó el arroyo. Ya le he dicho yo a la tita que me deje ir al arroyo a comerme mi harina de grama, como él...

MADHAV

¿Y qué te ha dicho la tita?

AMAL

Me dijo: "Ponte bueno, y entonces te llevaré al arroyo... Di tú: ¿cuándo voy a ponerme bueno?

MADHAV

Dentro de poco, vida mía.

AMAL

¡Qué bien! Entonces, en cuanto esté sano del todo me iré, ¿verdad?


MADHAV

¿Y adónde quieres irte, di?



AMAL

No sé. Me iré andando, andando... Pasaré muchos arroyos, metiéndome en el agua. Todo el mundo estará dormido, con las puertas cerradas, Porque hará ya mucho calor... Y yo iré andando, andando; y buscaré trabajo lejos, muy lejos, más lejos cada vez... ¡hasta Paterna!

MADHAV
Bueno; pero creo que lo primero que debes hacer es ponerte bueno, y después...

AMAL
Entonces ¿ya no quieres que yo sea sabio, verdad, tío?

MADHAV
¿Y qué te gustaría ser a ti, vamos a ver?

AMAL

¿Ser? Pues… pues… Ahora no lo tengo pensado; pero ya te lo diré luego.

MADHAV

Y mira: no quiero que llames a ningún desconocido, ni que te pongas a hablar con el primero que pase, ¿sabes?

AMAL

¡Pero es que me gusta tanto hablar con ellos!

MADHAV

¿Y si te secuestran y piden cien presos irakíes y dos mil misiles de esos azules?

AMAL

¡Eso sí que me gustaría! Pero no; nadie me lleva nunca; a nadie se le ocurre sacarme de aquí...

MADHAV

Tengo que irme a trabajar, hijo. ¿Verdad que no saldrás?



AMAL

No, tío, no saldré; pero déjame estar en este cuarto que da al camino...

(sale MADHAV)

ESCENA CUARTA
AMAL Y EL VENDEDOR
Canción de Alhif el Vendedor
Soy tu capricho,
Soy tu regalo
Soy necesario
Soy de todos los bolsillos seductor,
Soy Alhif, el vendedor.
Sedas de Cachemira,
Jade de Samarcanda
Marfil de Egipto
Todo tipo de chorradillas vendo yo
¡Con dinero cómpralo!
Regálate y ofrécete
Algo siempre te gustará
¡créate necesidad!
Tengo lindas babuchas,
Vendo joyas y alhajas,
Turbantes de lujo,
Para todo tipo de gustos sirvo yo,
¡el dinero es un primor!
Voy de puerta en puerta
De aldea en aldea
Como un vagabundo ofreciendo al mundo
Y su felicidad que tú dinero comprará
Regálate y ofrécete
Algo siempre te gustará
¡créate necesidad!

EL VENDEDOR (con voz de macarra)
Haaaaaaaaa llegado el Corte-Ingléeee... ¡Gafas de sol, corbatas, dichosos punteros láser, todo tipo de chorradillas, todo a mil y con garantía: si te he visto, no me acuerdo. Compren, compren que viene la poli oiga, y navajita multitrunkin!

AMAL
¡El de las ofertas, oye, el de las chorrilladas!

EL VENDEDOR (entrando)
Bueno, baratooooooo¿Me has llamado, niño-bien? ¿Quieres comprar un lasercito dabuti?

AMAL
¿Cómo quieres que los compre, si no tengo dinero?
EL VENDEDOR
Entonces, ¿para qué me llamas? ¡Vaya una manera de perder el tiempo, tronko!

AMAL
Si yo pudiera, me iría contigo...

EL VENDEDOR
¡Conmigo..! ¿Qué estás diciendo?

AMAL
Sí; ¡me entra una tristeza cuando te oigo pregonar allá abajo, por la carretera, lo pasaríamos muy bien con dos mil irakíes azules y cien torpedos secuestrados por niños…!

EL VENDEDOR
(dejando su mochilón negro en el suelo)
Tú estás fatal; eso es que ves mucha tele. Un momento… tú, ¿qué haces aquí, di?

AMAL
El Médico me ha mandado que no salga, y aquí donde tú me ves estoy sentado todo el día...
EL VENDEDOR
¡Vaya tela! ¿y Qué tienes?

AMAL
No sé; como no soy sabio, no sé qué tengo. Pero di tú, vendedor, tú ¿de dónde eres?

EL VENDEDOR
Uhhh, de mi pueblooooooo. (con burlilla) Perdona; de mi pueblo.

AMAL
¿De tu pueblo? ¿Y está muy lejos tu pueblo?

EL VENDEDOR
Está junto al río Shamli, al pie de los montes de Panch-mura.

AMAL
¿Los montes de Panch-mura has dicho? ¿El río Shamli? sí, sí; yo he visto una vez tu pueblo; pero no sé cuándo ha sido...

EL VENDEDOR
¿Que has visto mi pueblo? ¿Tú has estado en los montes de Panch-mura?
AMAL
No, yo no he estado; pero creo que he visto tu pueblo... Tu pueblo está debajo de unos árboles muy grandes y muy viejos, ¿no?, junto a un camino colorado, ¿verdad?

EL VENDEDOR
Sí, sí; eso es...
AMAL
Y en la colina, está el ganado comiendo...

EL VENDEDOR
¡Joe, que si hay ganado en mi pueblo! Ya te digo se comen todo lo que les eches: zapatillas, turbantes, niños... hasta la hierba que les rodea.

AMAL
Y las mujeres con sus saris granas, llenan los cántaros en el río, y luego vuelven con ellos en la cabeza...

EL VENDEDOR
Así mismo. Todas van por agua al río; pero no creas tú que tienen todas un saris grana que ponerse, eso es carísimo... además es para los sábados… Pero sí, no cabe duda; tú has estado alguna vez en el pueblo de los vendedores...

AMAL
Te digo, vendedor, que no he estado nunca allí. Pero el primer día que me deje el Médico salir, ¿querrás tú llevarme?

EL VENDEDOR
Sí; me gustaría mucho que vinieras conmigo así dejaría de estar solo, es un tostón.
AMAL
¿Y me vas a enseñar a pregonar la venta de chorrilladas, a ponerme el mochilón en los hombros, y a andar por los caminos, lejos, muy lejos?

EL VENDEDOR
Calla, calla... ¿Y para qué ibas tú a vender chorradillas? Mira no se llaman chorrilladas; si no sabes decirlo llámalas baratijas de la China. No, hombre; tú leerás libros muy grandes y serás sabio...


AMAL
¡No, no; yo no quiero ser sabio nunca! Yo quiero ser como tú... Tendré mis ofertas en un pueblo que está en un camino colorado, junto a un viejo banyan, y las iré vendiendo de choza en choza... ¡Qué bien pregonas tú: “¡Gafas de sol, corbatas, dichosos punteros láser, todo tipo de chorrilladas¡” ¿Me quieres enseñar a echar tu pregón, di?



EL VENDEDOR
Baratijas de la China ¿Para qué quieres tú saber mi pregón? ¡Qué cosas tienes!

AMAL

¡Sí, enséñamelo! Me gusta tanto oírte... Yo no te puedo explicar lo que me pasa cuando te oigo en la vuelta del camino, entre esa hilerita de árboles... Lo mismo que cuando oigo los gritos de los gorilas, tan altos, allá al fin del ciclo...

EL VENDEDOR

Bueno, bueno, un poco de respeto niño; anda, ten unos chicles; ten cógelos...

AMAL

Pero si no tengo dinero...

EL VENDEDOR

¡Deja el dinero! Cógelos; están un poco pasadillos pero yo me los como. Venga coge me apetece regalártelos

AMAL

Jo, gracias. Di, VENDEDOR, ¿te he entretenido mucho?

EL VENDEDOR

No, hombre, nada. No sabes tu lo contento que me voy. Ya ves: me has enseñado a ser feliz vendiendo chorradas... y sin que me vea la guardia... adios, adios
(Sale.)


ESCENA QUINTA
AMAL, SOLO
AMAL (cantando)
¡Gafas de sol, corbatas, dichosos punteros láser, todo tipo de chorrilladas –barajitas de la Chinaaaa-, todo a mil y con garantía: si te he acuerdo, no me he visto. Compren compren que viene la poli, oiga, y navajita multitrunkin del pueblo de los vendedores, en el país de los montes de Panch-mura junto al río Shamli! Al amanecer, las vacas se comen todo, bajo los árboles, y las mujeres sin saris carísimos las ordeñan; por la tarde hacen corbatas con la leche! corbatas, dichosos punteros láser, todo tipo de chorradillas, navajitas multitrunkins ...
(aparece Ángel de improviso) ¡Ahí va! No te había visto…
ESCENA SEXTA
AMAL Y ÁNGEL
(Amal mirando por la ventana)
AMAL
Y tú… ¿quién eres?
ÁNGEL
¡Cómo! ¿No me conoces? Pues bien pequeño que es el pueblo. Hemos jugado muchas veces juntos.
AMAL
Pues debe de ser que además de eso tan raro que dicen que tengo, y ahora me falla lamemoria… Y ¿qué haces y… cómo te llamas?
ÁNGEL
Me llamo SidraEsdraPolkaUldraBramaPutra pero todos me llaman Ángel, para abreviar. (peq. Pausa) Trabajo en el Palacio del Gran Rey. Fue él el que me pidió que viniera a verte: para contarte el GRAN secreto.
AMAL
¡Qué cañaaaa! Eso sí que mola. Dime, Cuéntamelo…

ÁNGEL
Yo trabajo en el palacio del Gran Rey, de cartero. No es este de la esquina: ese es un vulgar Visir. El mío está muy por encima de él. Y he oído decir que el Rey sabe cuánto te gustaría viajar. Es más que se entera de todo lo que haces… Cada vez que hablas te escucha. Cada vez que deseas quiere darte lo que pides…
AMAL
¡Andaaaa! ¿También sabe cuando me porto mal?¿y Cómo le puedo ver?
ÁNGEL
Sí, también cuando te portas mal. Pero sobre todo cuando te portas bien, que es casi siempre… Él te puede ver siempre y te oye; pero le gusta jugar al escondite contigo. Ahora Él quiere que le veas Y (con cierto secreto) me he enterado de que te va a llevar de viaje detrás de las montañas, donde tiene su Gran Palacio…
AMAL
¡Qué guay! ¿A mí solo?
ÁNGEL
Sí sólo a ti.
AMAL
Y ¿será largo?
ÁNGEL
Por los preparativos parece que sí. Así que prepárate tú, Amal.
AMAL
Pero si soy sólo un niño. ¿Cómo me puedo preparar?
ÁNGEL
Muy fácil: deseando en tu corazón viajar al Palacio y disfrutar del Gran Rey. Así te prepararás requetebién. Él te avisará con una carta…

(pasa el VENDEDOR y saluda a Amal)
VENDEDOR
Hola Amal ¿cómo estás?
AMAL
Bien… ¿Has vendido mucho?
VENDEDOR
Unas 500 rupias de mercancía.
AMAL
Eso es un montón.
VENDEDOR
Sí, pero me he quedado sin voz… Ale, hasta luego Amal. Oye ¿con quién hablabas?
AMAL
Con él ¿no le ves? (señalando a Neri el ángel)
VENDEDOR
(riendo) Qué bromista eres: tú siempre estás de buen humor. Adiós amigo, voy a ver si vendo algo.

AMAL
Adiós vendedor. (Se va. Luego, mirando a Ángel) Y ¿por qué no te ha visto?


ÁNGEL
El viaje será largo muy largo y te lo pasarás mejor que nunca. Te olvidarás de tu enfermedad y de tus problemas…
AMAL
¡Qué bien¡ Yuhuuuuuuuu
(pasa el NIÑO1 con balón y saluda a Amal)
NIÑO1
Estamos en el descanso. ¿Te aburres? ¿Has visto el golazo de chilena? ¡Te lo he dedicado!
AMAL
La verdad es que no; estaba con (busca a Ángel con la mirada y no lo encuentra) ¿Dónde estás Ángel?
NIÑO 1
Amal tú estás soñando: aquí NO-HAY-NA-DIE…
AMAL
Se ha ido…
NIÑO1
Anda tómate las pastillas y acuéstate un rato, Amal. Au!
AMAL
Adiós amigo.

(Se oye un gong)
EL GUARDA
Gong, gong…
AMAL
Ya está ahí el Guarda... Ahora viene por abajo...
(Al Guarda.) ¡Guarda, oye, ven a hablar conmigo!
ESCENA SÉPTIMA
AMAL Y EL GUARDA
EL GUARDA
Pero ¿qué escándalo es este? ¿No me tienes miedo a mí?

AMAL
¿Por qué voy a tenerte miedo, es que tú eres el malo de la peli? ¿Quién eres?
GUARDA
Te lo diré con la canción que canto siempre que trabajo… (canción del guarda)
Yo soy guarda soy sereno
La ley llevo en mis neuronas
Y cuando golpeo el gong
Siempre marco la hora y es puntual
Y soy del Rey emisario
Contando cada minuto
Mas sólo podrás oir el Gong
Si la hora ha llegado y nunca más.
Yo soy guarda soy sereno
La ley llevo en mis neuronas
Y cuando golpeo el gong
Siempre marco la hora y es puntual

EL GUARDA
¿y si te llevo preso como a los vendedores sin licencia?

AMAL
¿Adónde me llevarías, di? ¿Muy lejos? ¿Más allá de esos montes?

EL GUARDA
Me parece que a donde voy a llevarte es al Rey.

AMAL
¡El Rey! Sí, sí llévame, ¿quieres? Pero el Médico no me deja salir... Nunca puedo irme con nadie... Todo el santo día aquí sentado... pero yo obedezco ¿eh?...

EL GUARDA
No te deja el Médico, ¿verdad? ¡Pobrecillo! Sí que estás descolorido; y ¡qué ojeras tienes chaval, ¡Cómo resaltan las venas en tus manos tan delgaditas! Tú no tomas chucherías...

AMAL
Sí, mira tengo chicles que me ha dado el vende... eh, un amigo. Están pasadillos pero bueno. ¿Quieres tocar el gong, guarda?

EL GUARDA
Después, todavía es temprano.

AMAL
¡Qué raro! Unos dicen que es temprano, y otros que es tarde. Pero yo estoy seguro de que si tocas el gong será la hora.

EL GUARDA
No. hombre, yo no puedo tocar el gong sino cuando es la hora.

AMAL
Sí; y ¡cómo me gusta oír el gong! Al mediodía, cuando acabamos de almorzar, mi tío se va al trabajo, y mi tita se duerme leyendo el Hola y el perro, con el hocico metido en su rabo enroscado, se echa a la sombra de la pared... Entonces tu gong suena: ¡Don, don, don...! Di: ¿por qué tocas tu gong?
EL GUARDA
Pues para decirles a todos que el tiempo no se espera, que siempre está andando...
AMAL
Y adónde va el tiempo, di?

EL GUARDA
¡Eso sí que nadie lo sabe!

AMAL
Entonces será que nadie ha estado allí nunca... ¡Cómo me gustaría a mí irme con el tiempo, por ese Palacio que nadie ha visto, justo detrás de las montañas!

EL GUARDA
Todos tenemos que ir allí algún día, hijo.

AMAL
¿Y yo también?

EL GUARDA
Sí, sí; tú también...

AMAL
Pero como el Médico no me deja salir...

EL GUARDA
Quizás él mismo te lleve de la mano algún día...
AMAL
¡No, no lo hará, estoy seguro! ¡Si tú vieras; no quiere más que tenerme aquí encerrado!

EL GUARDA
Pero hay uno más grande que él, y viene, y nos abre la puerta

AMAL
¿Sí, más grande todavía que el médico? ¡Pues que venga ya por mí ese gran Médico, y me saque de aquí, que ya no puedo más!

EL GUARDA
No digas eso, hijo...

AMAL
Bueno, no lo digo. Aquí me estaré, donde tú me ves, y no me moveré ni un poquito. Pero cuando oigo tu gong: Don, don, don, ¡me da una cosa ...! Di, guarda...

EL GUARDA
¿Qué quieres?

AMAL
¿Qué es esa casa grande del otro lado del camino, que tiene arriba, volando, una bandera? Entra y sale más gente, más gente, parece El Corte Inglés el 8 de enero...

EL GUARDA
¡Ah! Es el Correo nuevo...

AMAL
¿El Correo nuevo? ¿Y de quién es?

EL GUARDA
¿Pues de quién va a ser? Del Rey...

AMAL
Y entonces, ¿vienen aquí cartas del Rey?
EL GUARDA
Claro está. El día menos pensado viene una carta para ti.

AMAL
¿Para mí? Si yo soy un niño chico...

EL GUARDA
Sí; pero es que el Rey también escribe cartitas a los nanos.

AMAL
¡Qué bien! ¿Y cuándo recibiré yo mi carta, di? ¿Quién te lo dijo?

EL GUARDA
Si no, ¿para qué iba a poner el Rey su Correo frente a tu ventana, con su bandera amarilla volando?


AMAL
Pero ¿quién va a traerme la carta del Rey cuando me escriba?

EL GUARDA
El Rey tiene muchos carteros.. ¿Tú no los ves cómo corren las calles? Unos que llevan una señal dorada, en el pecho...

AMAL
¿Y adónde van, di?
EL GUARDA
Pues… a todas partes...

AMAL
¡Ay, qué bien! ¡Yo voy a ser cartero del Rey cuando sea grande!

EL GUARDA
¡Qué ocurrencia!. ¡Cartero! Pero ¿tú sabes lo que dices? Que llueva o que haga sol, al rico y al pobre cartas y más cartas siempre, siempre, siempre... ¡Vamos!
¡Qué creerás tú que eso no es trabajo!

AMAL
¡Ya lo creo que es! ¡Cómo me gustaría! ¿Por qué te ríes? ¡Si ya sé yo que tú también trabajas mucho!... Cuando, al mediodía, hace tanto calor y no se oye nada, tu gong suena: Don, don, don... y algunas veces que me despierto de pronto, por la noche, porque se apaga la lámpara, lo oigo en la oscuridad muy despacito: Don, don, don...

EL GUARDA
¡Ahí viene el Jefe CUCHUFLETA! Me voy, que si llega a cogerme hablando contigo, para qué quiero más...

AMAL
¡El Jefe CUCHUFLETA! ¿Dónde?

EL GUARDA
Ya está aquí, míralo ¿No ves ese quitasol grande de palma que parece que viene saltando?
AMAL
Y será que el Rey le ha dicho que sea Jefe de aquí, ¿no?

EL GUARDA
El Rey... ¡No ... ! ¡Es un fastidioso! ¡No le gusta más que molestar! Si vieras... Hace todo lo que puede por ser desagradable, y no hay quien le pueda ver. Eso, es lo que les gusta a los que son como él: armar jaleos con todo el mundo... Bueno, me voy. ¡Fuera pereza! Ya me vendré por aquí mañana temprano y te contaré lo que pase...
(sale.)
ESCENA OCTAVA

AMAL, SOLO

AMAL

¡La verdad es que si yo recibiera todos los días carta del Rey... ! Las leería aquí, en la ventana... Pero si no sé leer todavía... ¿Quién querría leérmelas? Quizá tita entienda la letra del Rey... Como lee el Hola... y si no sabe nadie, entonces las guardaré con mucho cuidadito y las leeré cuando sea mayor. Y ahora que me acuerdo, si el cartero no sabe quién soy? (Al JEFE.) ¡Señor Jefe CUCHUFLETA, señor Jefe CUCHUFLETA!, ¿puedo decirle a usted una cosa?

ESCENA NOVENA
AMAL Y EL JEFE CUCHUFLETA con su guardia
(canción LA LEY)
Lahabé sarká
Eh Sahalúl
Alif Fon del Akaraanea
Tririlintintin … ¡Hey! La Ley (x4)

El reino quiere un dirigente como yo
Que por la fuerza imponga el orden y el rigor
Y con su cetro manifieste su poder
Y todo indio reverencie por que es

LA LEY (yo soy la ley) LA LEY (sí)
LA LEY ( la ley)

En mi presencia todo el mundo debe ser
un fiel vasallo de nuestro rey
y mis mandatos todo el reino acatará
por que yo fui, seré y soy de verdad

LA LEY (Yo soy la Ley) LA LEY (sí la ley)
LA LEY (la ley, la ley)

EL JEFE
¿Qué gritos son esos? ¡Y en la carretera! ¡Vaya con el monigote!


AMAL
Usted es el Jefe, ¿verdad? Todo el mundo hace lo que usted dice ¿no?

EL JEFE (con satisfacción)
¡Pues faltaría que encima no lo hicieran!

AMAL
¿Y también manda usted en los carteros del Rey?

El JEFE
¡También, también, ebribady ninio!

AMAL
¿Querría usted decirle al cartero que Amal es el niño que está sentado aquí, en la ventana?

EL JEFE
¿Y para qué?

AMAL

Porque si viniera una carta para mí...

EL JEFE
¡Para ti! ¿Quién va a escribirte a ti, un Goonie?

AMAL
Quizá me escriba el Rey...

EL JEFE

¡El Rey! ¡Vamos, tú estás soñando! ¡Pues no digo nada, lo que quiere el niño! ¡Claro, como que tú eres su mejor amigo y no os habéis visto en tanto tiempo, el Rey se está muriendo de pena, Y...! ¡Sí, espera sentado que mañana tendrás carta y un yate en Miami, un chalet en Florida y una finca en Paiporta!

AMAL
Señor Jefe, ¿por qué me habla usted así? ¿Está usted enfadado conmigo?

EL JEFE
Contigo, ¿eh? ¡Conque el Rey!... ¡Pues no se da tono MADHAV, que digamos! ¡Claro, como ha ganado eso ya no se habla más que de reyes y padishahs en su casa! ¡Que yo le vea y no va a ser Rey lo que le voy a dar...! Y tú, mequetrefe, ¡ya diré yo que te traigan la carta; ten la seguridad!

AMAL

No, no; si le molesta a usted, no me la traiga, ya me quedo aquí jugando a ser su alfombra o un pardal de los que le acompañan.

EL JEFE

¡Sí, hombre; si se lo voy a decir ahora mismo al Rey! ¡No te apures, que no tardará la carta! ¡En cuanto el Rey lo sepa, te mandará un criado suyo! ¡No faltaba. otra . cosa!...
¡Valiente impertinencia! ¡Lo que es como el Rey se entere, ya le dará a MADHAV, ya!...
(Sale.)
ESCENA DÉCIMA
AMAL Y UNOS NIÑOS
(Entran unos CHIQUILLOS gritando, corriendo y persiguiendo una lagartija, a la cual no nombran, con patines, bicis... Los niños gritan emocionados persiguiendo a la lagartija hasta que se quedan debajo de la ventana, donde se ha escondido, todos se arrinconan en el hueco con ansia. Mientras, Amal que les ha estado observando y los tiene a todos debajo...)

AMAL
Oye, ¿qué estáis buscando?
(Los niños siguen gritando, no le hacen ni caso)

AMAL
Oye, ¿qué buscáis?
(Los niños ni caso)


AMAL (Chillido hipo-huracanado)
¡¡¡¡¡¿QUÉ ESTÁIS BUSCANDOOOOOOOOO?!!!!!

(Los niños se asustan creyendo que alguien les regaña y salen corriendo mientras dicen:
NIÑO 2
Nos han pillao, tío,
NIÑO 1
Venga, nos piramos ¡vámonos!

AMAL
¡Oye, no os vayáis!
(Los niños se paran en seco, se dan la vuelta y suben la cabeza, entonces ven a Amal)
NIÑO1
Joé, vaya susto nos has dado, creíamos que eras una vecina histérica de esas que gritan todo el día, ¡qué mal está el mundo, qué mal está la juventud!

AMAL
No hombre, por mí podéis adorar la pared, si queréis, no me parece extraño. ¿Pero qué estabais buscando?

NIÑO3
Nada, un bicho raro.

AMAL
¿Y cómo era?

NIÑO3
Así con panza, y bigote y con antenas... ¡Como éste, más o menos! (mientras adelantan a NIÑO4, , y se lo muestran).

AMAL
¿Y un bicho así se ha metido en ese agujero?

NIÑO1
Sí, sí, así. Hoy en día la fauna callejera se mete en cualquier parte.

NIÑO2
En tus sandalias, en tu túnica, en tu turbante... e incluso en tus agujeros… fíjate tú. (mientras NIÑO 3 Y NIÑO4 se van sacando bichos de donde dice hasta llegar a los agujeros... NIÑO4 se queda asombrado y NIÑO3 le pega una toba y le señala el agujero de la pared, NIÑO4 va y saca el bicho que buscaban, que está en una camita, y dice:)
NIÑO4
¡Se haaa do-oo-oormido...!

NIÑO1
Oye, y tú qué haces ahí en la ventana...
NIÑO2
No estarás estudiando verdaaad?

AMAL
No, no, ya terminé todos los deberes, lo que pasa es que estoy malo y el Médico no me deja salir.

NIÑO2
Ay los médicos, a más sabio más problemas..
Y a más número... Un médico cura, dos dudan... y tres muerte segura.
NIÑO1
¿Y por qué no puedes salir?

AMAL
Ah, y yo qué sé, yo no soy médico, el caso es que no debo salir.

NIÑO3
Anda ya macho, bájate a jugar.

AMAL
No de verdad, no puedo, tengo que obedecer, es por mi bien. Pero tengo aquí juguetes, si queréis os los dejo.

NIÑO1
¡¿Tienes la Play Station?!
NIÑO2
¿Cuáles tu Nick en el Messenger?
NIÑO3
¿tienes ya un teléfono Siemens con vídeo y cámara?
NIÑO4
¿Has -iiiido a la ú-uuultima Pee-el-culaaa?


AMAL
Ala, no os paséis... tengo un balón. Pero no me chuleo.
NIÑO3
Joé qué bien, pues tíranos un ordenador.

NIÑO2
No so tonto, que sólo puede jugar uno, además dice que no tiene;
NIÑO1
tíranos la bola y jugamos al fútbol.

AMAL
Vale (entra, lo coge y se la tira) Podéis ir a ese patio, yo os veo desde aquí.

NIÑO2
En serio no te vienes...

AMAL
No, no tengo que estar aquí. Pero oye, vosotros que estáis todo el día en la calle, conocéis a los carteros.

NIÑO3
Pues claro, uno se llama Eustaquio, otro Maturrano, otro Mc Hever,

NIÑO4
Hay un mooo-ontón.

AMAL
Oye y si viene una carta para mí, me conocerían.

NIÑO2
Si pone tu nombre, sí

AMAL
Pues venid mañana por la mañana si no se rompe la noche, y traeros uno, para que sepa quién soy.

NIÑO1
Vale, colegui. Gracias por el balón, hasta luego.

AMAL
Adiós...
NIÑOS
Adiós
TELÓN

ACTO SEGUNDO
ESCENA PRIMERA
(En casa de MADHAV)
AMAL (en la cama) Y MADHAV

AMAL
¿Y tampoco me deja el Médico ponerme en la ventana?

MADHAV
Ya ves que estás peor de estar siempre en ella.

AMAL
Sí, quizá me haya puesto peor; pero cuando estoy en la ventana, me encuentro tan bien...

MADHAV
Eso te parece a ti pero no, hijo. Luego, sacas la cabeza y te pones a hablar con todo el que pasa, como si esto fuera un party line, y tú, hijo, estás malo y no puedes hacer eso. ¡Mira qué carita tienes!

AMAL
Y mi Fakir, como no me verá en la ventana, se irá.
MADHAV
¿Tu Fakir? ¿Quién es tu Fakir?

AMAL(mientras lo narra, en una esquina se representa la escena)
Pues mi Fakir... Viene y me cuenta cosas de todos los países donde ha estado y hecha fuego por la boca, se traga alfileres y se clava la cama de pinchos cuando le pisa un caminante y echa los alfileres por la boca y grita de dolor, lo hace muy bien, parece que le duele de verdad.
MADHAV
Pues yo no conozco ningún Fakir y tan raro menos...
AMAL
Pues no tardará... ¡Anda, dile que entre aquí un ratito y haga otra vez el número de los puñetazos cuando se saca de la oreja monedas prestadas por los que le pegan, parece que se las ha robado! ¡Por lo que más quieras es muy bueno y me hace reir!
ESCENA SEGUNDA
AMAL, MADHAV Y EL VIEJO (que viene vestido de fakir)

AMAL
¡Míralo, ahí está! ¡Fakir, Fakir, vente aquí conmigo! ¡Siéntate aquí, en mi cama y haz el truco de comerte la serpiente y bailar un tango mientras cantas gritando ayuda, anda!


MADHAV
¡Tonto!, pero si es...

EL VIEJO (guiñándole un ojo a MADHAV, y con énfasis)
¡Yo soy el Fakir!

MADHAV (al Viejo)
¡Eres peor que un diablo! ¡Si no lo viera, no lo creería!

AMAL
¿Dónde has estado hoy, Fakir oye estás más gordo y ya no te faltan los dientes, pero estas más feo que nunca?

EL VIEJO
Pues vaya hijo, gracias. Es que he comido mucho desde la otra vez y he ido al dentista. Mira, ahora mismo llego de la Isla de los Loros.

MADHAV
¿La Isla de los Loros?

EL VIEJO (a MADHAV)
Sí, la Isla de los Loros. ¡Qué! ¿Tú crees, hombre, que yo soy como tú?... No tengo más que coger mis pies, y me voy por donde quiero; y no me cuesta nada...

AMAL (palmoteando)
Como el otro día que te los cogía un señor mientras te gritaba dónde están mis pendientes hucha ¡Qué bien ¡Qué gusto! ¿No olvidarás que me has prometido llevarme contigo cuando esté bueno?

EL VIEJO
Sí. ¡Y te voy a enseñar unos secretos: que nada, por mares, bosques ni montañas, podrá cerrarte el paso!

MADHAV
¡Buen enredador estás tú hecho!

EL VIEJO
Amal, hijo: nada, en mares, bosques ni montañas, puede hacerme retroceder... Ahora, que, si el Médico y este tío que tienes se conjuran contra mí, no hay magia que me valga...

AMAL
No; tío no se lo dirá al Médico, y yo te prometo no moverme de la cama. Pero el primer día que me ponga bueno, me iré contigo; ¡y nada, en mares, ríos ni montañas, podrá cerrarme el pico!

MADHAV
Hijo, siempre estás pensando en irte... Si vieras la pena que me da oírte decir esas cosas!

AMAL
Oye, Fakir: ¿Cómo es la Isla de los Loros?

EL VIEJO
Pues es la maravilla de las maravillas. Allí viven todos los pájaros del mundo, y no hay un solo hombre; y no creas tú que se habla allí ni se anda: solo cantar y volar, como el piolín de Alfambra.

AMAL
¿Como el piolín de Alfambra, pero si ese esta colgao, nunca mejor dicho, pero bueno estará genial seguro. ¿Y hay algún mar allí junto?

EL VIEJO
¡Claro, como que la Isla está en medio del mar!

AMAL
¿Y habrá unos montes muy, muy verdes ...?

EL VIEJO
Sí; toda la Isla está llena de colinas, de esmeraldas Y cuando va a ponerse el sol, y el valle, rojo resplandece, los pájaros vuelven, volando con sus alas verdes, a sus nidos.

AMAL
¿Y hay cascadas?

EL VIEJO
¡Pues no ha de haberlas! Cada monte tiene la suya, y parecen de diamantes derretidos. ¡Si tú vieras lo que juega el agua, y cómo cantan las piedras con ella cuando se precipita al mar saltando, y los gallitos que echan! ¡Al agua sí que no la para, ningún Médico!... Sigo: los pájaros me miraban como miran a los hombres; ya tú ves: ¡como nosotros no tenemos alas!... Y no querían nada conmigo... Si no fuera por eso, yo te aseguro que me haría una choza entre los nidos y me pasaría allí mi vida contando las olas del mar.

AMAL
¡Si yo fuera pájaro! Entonces...

EL VIEJO
Pero eso ya no podría ser, Amal. A mí me han dicho que tú has hablado con el vendedor para vender chorradas cuando seas mayor; y como a los pájaros no les gustan las chorradas, me parece que te saldría mal tu negocio...

MADHAV
¡Vamos, que me vais a volver loco entre los dos! ¡No puedo con vosotros! ¡Me voy!

AMAL
Tío, ¿vino el vendedor?

MADHAV
Pues ¿querías que no viniera? El no se romperá la cabeza llevando recados a tu Fakir favorito, entre los nidos de la Isla de los Loros; pero ha dejado unas gafas de sol para ti, y me ha dicho que te diga que no ha podido detenerse más porque, como se casa su sobrina, tiene que ir a Kamlipara por los músicos.

AMAL
¡Si me iba a casar a mí con su sobrinita!

EL VIEJO
¡Pues buena la hemos hecho!

AMAL
Me dijo que iba a buscarme una novia chiquita, lindísima, con sus colgantes de perlas en las orejas y vestida con un sari grana como las súper-modelos... Y al amanecer, ella ordeñaría con sus propias manos la vaca negra y me traería la leche calentita, llena toda de corbatas, en un cántaro nuevo, para que yo me la bebiera. Y cuando oscureciese, iría al establo con la lámpara... Y luego vendría y se sentaría a mi lado a contarme el cuento de la Champaca y sus siete hermanos los que saltaron la valla del vecino para jugar al fútbol en su césped...

EL VIEJO

La verdad es que, aunque soy lo que soy, me está dando una envidia... Pero ¡no te importe a ti que se case la sobrina del vendedor! ¡Lo que sobrará serán sobrinas del vendedor cuando tú vayas a casarte!

MADHAV
¡Cállate de una vez! ¡cada vez que hablas me pongo nervioso!
(Sale.)
ESCENA TERCERA

AMAL Y EL VIEJO

AMAL
Oye, Fakir, ahora que se ha ido mi tío: ¿no ha venido carta del Rey para mí?

EL VIEJO
La carta sé yo que ha salido de Palacio; pero todavía viene de camino.

AMAL
¿De camino? Y ¿por dónde vendrá? ¿Vendrá por esa veredita que va dando vueltas entre los árboles, la veredita esa que se ve, cuando sale el sol después de llover, hasta el fin del bosque, por donde se resbalan todos y hacen culo-plash?

EL VIEJO
Por ahí viene. ¿Cómo lo sabes tú?

AMAL
No sé; sólo que eso lo sé.

EL VIEJO
Ya lo estoy viendo; pero ¿cómo lo has sabido?

AMAL
Pues no sé cómo, pero lo veo tan clarito... Ya hace mucho tiempo que lo estoy viendo... No sé cuánto... ¿Sabes tú cuándo, di?... ¡Si vieras qué bien lo veo todo! El Cartero del Rey viene bajando solo la cuesta, con una linterna en la mano izquierda y un saco muy grande, llenó de cartas, en la espalda, y un perro-patada mordiéndole el pantalón. Viene bajando, bajando, y zas se mete una toña en la cuesta, pero sigue ¡Hace ya mucho tiempo!, sin descansar, ¡muchos días, muchas noches!, y cuando va llegando a aquel sitio de la montaña donde empiezan los arroyos, coge por la orilla y sigue, sigue andando entre el centeno y el perrucho sale volando mientras ladra... Luego entra en el cañaveral, y se pierde en ese caminito tan estrecho que pasa entre las cañas altas... Luego llega a la pradera grande, en donde cantan los grillos... Mira: no hay nadie más que él; solo un mercadillo de dos mil personas... Viene más cerca, más cercanos cada vez... ¡Qué contento estoy!

EL VIEJO
Mira hijo yo ya no veo ni torta; pero me cuentas tan bien las cosas, que lo veo todo como cuando era niño.

AMAL
Di, Fakir: ¿conoces tú al Rey que ha puesto aquí, este Correo?

EL VIEJO
Sí, mucho; todos, los días voy a pedirle limosna.

AMAL
¡Qué bien! Cuando yo me ponga bueno, también iré a pedirle limosna, ¿no?


EL VIEJO
Tú no tendrás que pedírsela, hombre; él te la dará por su gusto...

AMAL
No, no; yo iré a su portal, y gritaré: "¡Rey, victoria!" Y luego, bailando al son del tamboril, le pediré mi limosna. ¿No crees tú que estaría bien, di?

EL VIEJO
¡Ya lo creo; estaría magnífico! Y si fuéramos juntos, me tocaría a mí una buena parte; pero ¿qué le vas a pedir?

AMAL
Le diré: "Hazme cartero tuyo, para ir con mi linterna, de puerta en puerta, repartiendo cartas. ¡No me tengas en casa todo el día!"


EL VIEJO
Pero, vamos a ver, ¿por qué estás tú tan triste en tu casa?

AMAL
¡No, si no estoy triste! Al principio, cuando me encerraron aquí, ¡me parecían más largos los días! Pero desde que han puesto enfrente el Correo del Rey, cada vez estoy más contento en mi cuarto; y luego, como sé que un día voy a tener una carta... ¡Sí, no me importa nada estarme aquí quietecito, aunque esté solo!... Di: ¿y sabré yo leer la carta del Rey?

EL VIEJO
¡Qué más te da! ¿No tienes bastante con que traiga tu nombre?

ESCENA CUARTA
DICHOS Y MADHAV
MADHAV (entrando)
¡Buena la habéis hecho entre los dos!

EL VIEJO

¿Qué te pasa? ¿Qué ocurre?

MADHAV

¡Pues que todo el mundo anda diciendo que el Rey ha puesto ahí enfrente su Correo para estaros escribiendo, siempre a los dos!

EL VIEJO
Bueno, ¿y qué?

MADHAV
Que el Jefe, CUCHUFLETA, se lo ha hecho decir al Rey, en secreto.

EL VIEJO
Y ¿no sabemos todos que el Rey se entera de cuanto pasa?

MADHAV
Entonces, ¿por qué no tienes más cuidado? ¡No debieras nombrar en vano al Rey! ¡Me vas a arruinar con tus cosas!
AMAL
Fakir, Fakir, ¿de veras se enfadará el Rey?

EL VIEJO

¡Qué se ha de enfadar, hombre, con un niño como tú y un viejo, eh, un Fakir como yo... ¡A ver si tengo que ir a decirle cuatro frescas!


AMAL
... Mira, Fakir: desde esta mañana estoy sintiendo como un velo delante de los ojos... ¡Me parecen más raras las cosas!...No tengo ganas de hablar... Si me pudiera estar quieto...¿Cuándo va a venir la carta del Rey? Me gustaría que este cuarto se deshiciera de pronto y...

EL VIEJO (abanicando a AMAL)
Seguramente vendrá hoy la carta, mi niño...

ESCENA QUINTA

DICHOS Y EL MÉDICO

EL MÉDICO (entrando)
¿Cómo estás hoy?

AMAL
Muy bien, señor Médico; no me duele nada.

EL MÉDICO (a MADHAV, aparte)
No me gusta nada esa sonrisa. Mala señal que se sienta tan bien. Chakradhan dice...

MADHAV
¡Bueno, déjese usted de Chakradhan; lo que quiero saber es cómo está el niño!

EL MÉDICO
Me parece que tenemos para poco tiempo... Ya se lo dije a usted... Se ha vuelto a enfriar...

MADHAV
No, pues el niño no ha salido; yo se lo aseguro a usted. Hasta las ventanas han estado cerradas.



EL MÉDICO
¡No sé qué tiene hoy el aire! ¡Había una corriente por la puerta principal cuando entré!... Y eso no es bueno... Lo mejor sería cerrar la puerta con llave. Creo que no le importará a usted no recibir visitas en dos o tres días, y si alguien tiene necesidad de verle, ahí está la puerta falsa... Y esa ventana también debiera cerrarse... Los rayos del sol poniente no sirven más que para desvelar al enfermo.

MADHAV

... Ha cerrado los ojos Debe de haberse dormido. ¡Qué carita tiene! ¡Ay señor Médico, yo me lo traje como si fuera mío, y después de haberle tomado este cariño, perderlo para siempre!

EL MÉDICO
¿Quién, quien es? ¡Este Jefe, que tiene que meterse en todo! ¡Valiente hombre!... Bueno, tengo que irme. (A MADHAV.) Mejor sería que me acompañara usted y viera si está todo bien cerrado... En cuanto llegue a casa mandaré una buena dosis de esa medicina, a ver si así conseguimos algo... Aunque me parece...

(salen MADHAV y EL MÉDICO.)


ESCENA SEXTA
AMAL, EL, VIEJO Y EL JEFE
Canción de Amal
Di por que no puedo ver el mundo de verdad
Por qué Mamá se fue, Papá dejó de hablar.
Di ¿Cómo el mundo y yo podemos querernos igual?
Soy una voz que quiere ser canción
Un corazón guardado en un rincón
Por qué no puedo ser normal, uno más
Desde el cristal miraré la luz
¿Cuándo volveré a encontrar la libertad?
Di por qué no puedo ver el mundo de verdad
Por qué Mamá se fue, Papá dejó de hablar.
Di ¿Cómo el mundo y yo podemos querernos igual?
¿Cuándo volveré a encontrar la libertad?
Aparece Ángel, se sonríen y se pone a los pies de la cama, dándole la mano a Amal
EL JEFE (entrando)
¡Hola, muchacho!

ELVIEJO
(levantándose apresuradamente)
¡Calla!

AMAL
No importa, Fakir; ¡si no estaba dormido! Todo lo estoy oyendo... Y también unas voces muy lejanas... Mira mi padre y mi madre... Están sentados aquí, a mi cabecera, y me están hablando...
ESCENA SÉPTIMA
DICHOS Y MADHAV (que entra)

EL JEFE
MADHAV, tengo entendido que te tuteas con personajes

MADHAV
¡No andes con bromas, Jefe! Ya sabes que somos unos infelices...

JEFE
Pero tu hijo está esperando una carta del Rey...

MADHAV
Déjalo en paz al pobre, que es un tonto...


EL JEFE
No, no; ¿por qué no había de recibirla? Pues ¿dónde va a encontrar el Rey gente mejor? ¡Por algo ha puesto su Correo nuevo frente a tu ventana! ¡Muchacho, aquí traigo una carta del Rey para ti!...

AMAL
(incorporándose con sobresalto)
¿Dónde? ¿Es verdad?

EL JEFE
¡Pues va a ser mentira! ¡Si eres su mejor amigo! ¡Mírala! (Mostrando un papel en blanco.) ¡Tenla! ¡Ja, ja, ja!

AMAL
No se burle usted de mí... Fakir, di tú, ¿es verdad?

EL VIEJO
Sí, hijo mío. Yo que soy Fakir, te digo que esa es la carta del Rey.

AMAL
¡Pero si no veo nada! ¡Me parece todo tan blanco! Señor Jefe, ¿qué dice la carta?

EL JEFE
Dice: "Iré en seguida a verte. Tenme preparado arroz al horno, que la comida de palacio empieza a fastidiarme..." ¡Ja, ja, ja!

MADHAV (suplicando con las manos)
¡Jefe, te ruego que no bromees más!

EL VIEJO
Con que bromas, ¿eh? ¡Atrévete!

MADHAV
¿También tú te has vuelto loco, viejo chiflado disfrazado de fakir?...

EL VIEJO
¿Loco? ¡Pues bueno, estoy loco! Y aquí dice bien claro que el Rey vendrá a ver a Amal con el Médico de la Corte...

AMAL
¡Fakir, Fakir, oye!... ¡La trompeta del Rey!... ¡Calla!...


EL JEFE
¡Ja, ja, ja! Me parece que todavía tendrás que perder otro poquito la cabeza para oírla...


AMAL
Señor Jefe, yo creía que estaba usted enfadado conmigo y que no me quería usted... ¿Cómo me iba a figurar que fuera usted quien me trajera la carta del Rey ¡Déjeme usted que le quite el polvo de los pies!

EL JEFE
... La verdad es que esta criatura tiene instinto de veneración. Es un poco corto, pero su corazón no es malo...

AMAL
Creo que ya es la cuarta vela. Escucha el gong: don, don, din... Don, don, din... ¿Ha salido ya la estrella de la tarde? No sé qué tengo, que no veo...

EL VIEJO
NO, es que está todo cerrado, hombre. Voy a abrir...
(Llaman fuera.)

MADHAV
¡Llaman! ¿Quién será? ¡Qué fastidio! ¡Llamar a estas horas!

(UNA VOZ, fuera)
¡Abrid!

MADHAV

¿Lo has oído, Jefe? ¡A ver si son ladrones!

EL JEFE

¿Quién llama? ¡Lo pregunta CUCHUFLETA, el Jefe! ¿Os atrevéis?... Ya lo estáis viendo; se acabó el ruido... ¡Que no puede nada la voz de CUCHUFLETA! ¡A ver, venga ese ladrón valiente!

MADHAV (mirando receloso por la ventana)

Sí, sí; ¿no habían de callar? ¡Como que han echado abajo la puerta!

ESCENA OCTAVA

DICHOS Y El HERALDO DEL REY

EL HERALDO DEL REY (entrando)

¡Nuestro Rey soberano llega esta noche!

EL JEFE
¡Dios mío!

AMAL
¡Heraldo, Heraldo!, ¿a qué hora llegará?


EL HERALDO DEL REY

En la segunda vela.

AMAL
¿Cuando mi amigo el guarda toque el gong en las puertas de la ciudad: din, don, din; din, don, din?...

EL HERALDO DEL REY

Sí, entonces. Y el Rey manda a su Médico más sabio por delante para que cuide a su amiguito.

ESCENA NOVENA
DICHOS Y EL MÉDICO REAL
EL MÉDICO REAL (entrando)
¿Qué es esto? ¿Por qué está todo tan cerrado? Abrid de par en par... (Toca a Amal.) ¿Cómo estás, hijo mío?"

AMAL
Muy bien, señor Médico del Rey; muy bien. Ya no me duele nada. ¡Ay qué gusto da esto tan abierto y tan fresco! ¡Ahora sí que veo temblar las estrellas en la oscuridad!

EL MÉDICO REAL
¿Crees que podrás levantarte esta noche a las velas medias, cuando llegue el Rey?

AMAL
¡Ya lo creo que sí! ¡Si tengo unas ganas de levantarme! Le voy a decir al Rey que me enseñe la estrella Polar... Debo de haberla visto muchas veces, pero no sé cuál es...

EL MÉDICO REAL
Él te lo dirá todo. (A MADHAV.) ¡Quieres adornar de flores el cuarto para el Rey? (Señalando al Jefe.) Y ese, qué se vaya...

AMAL
No, déjelo usted, Señor Médico, que es amigo mío. El fue quien me trajo la carta del Rey...

EL MÉDICO REAL
Muy bien, hijo mío; si es tu amigo, que se quede.

MADHAV (hablando al oído a AMAL)
Amal, ya ves cuánto te quiere el Rey, que él mismo viene a verte... Pídele algo, que ya tú sabes lo desgraciados que somos...

AMAL
Sí, sí, tío; ya lo tengo pensado.

MADHAV
¿Y qué le vas a pedir?

AMAL
Le pediré que me haga cartero suyo, para ir de puerta en puerta, por todas partes, repartiendo sus cartas...
MADHAV (golpeándose la frente)
¡Pobres de nosotros! ¿Eso le vas a pedir?

AMAL
Tío, ¿y qué le daremos al Rey cuando llegue?

EL HERALDO DEL REY
Ha ordenado que se le prepare arroz al horno...

AMAL
¡Arroz al horno! ¡Señor Jefe, usted tenía razón! ¡Sí, usted fue el primero que lo dijo! Usted lo sabía todo, todo...

EL JEFE (lloriqueando)
Vaya, no he hecho mas que meter la pata, perdona Amal.

EL MÉDICO REAL
Y ahora, callad todos, que se está durmiendo... Yo me sentaré a su cabecera... Se está durmiendo... Apagad la lámpara... Que sólo entre el resplandor de las estrellas... Callad, que se ha dormido...

MADHAV (al VIEJO)
¿Qué haces ahí en pie como una estatua, con esas manos juntas? ¡Estoy más nervioso! ¿Tú crees que es bueno todo esto? ¡Este cuarto tan oscuro! Yo no creo que le haga ningún beneficio al niño la luz de las estrellas...

El VIEJO
¡Descreído, cállate de una vez!

ESCENA DÉCIMA
DICHOS Y NIÑOS

NIÑO4 (entrando)
¡Amal!

EL MÉDICO REAL
Está dormido.

NIÑO3
Es que le traíamos su balón y al cartero

EL MÉDICO REAL
Muy bien chavales, dejadlo ahí.

NIÑO2
¿Cuándo despertará?

EL MÉDICO REAL
Cuando el Rey venga y le llame.

NIÑO1
Uy ¿Quiere usted decirle al oído una cosa de nuestra parte?

EL MÉDICO REAL

¿Qué queréis que le diga?

NIÑO1

Dígale usted que… el Rey ya ha llegado...
(todos miran con gran sorpresa a un punto más alto)


TELÓN



FIN DE "EL CARTERO DEL REY"
Canción de EL CARTERO REAL
Una canción, un par de sandalias y una ilusión
Te bastarán para llegar al sol.
Puedes llegar donde tu quieras imaginar
Prueba a soñar igual que lo hizo Amal
Tienes un As guardado en la manga para jugar
Arriésgate: apuesta ya; siempre gana la amistad.
Enséñame la magia que tienes para encender
Una amistad para la eternidad
Si hay temporal chasquea los dedos y sopla al mar
Silba después, desaparecerá.
Escucha bien, las olas pelean por conquistar
El aire azul. La luna está aprendiendo a bucear.
Se acerca el Rey,
abre la ventana hoy de tu habitación
tus pies podrán como un pájaro volar
porque hoy serás Cartero Real.
Presta atención
Para escuchar su voz en tu corazón
Tus pies podrán como un pájaro volar:
Eres Cartero Real.

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Fragmento de "Romeo y Julieta", William Shakespeare. Acto II, Escena I

Bajo el balcón de Julieta. (Romeo entra sin ser visto en el palacio de los Capuleto. Julieta aparece en una ventana) Romeo:- ¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol! ¡Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! ¡No la sirvas, que es envidiosa! Su tocado de vestal es enfermizo y amarillento, y no son sino bufones los que lo usan, ¡Deséchalo! ¡Es mi vida, es mi amor el que aparece!… Habla… más nada se escucha; pero, ¿qué importa? ¡Hablan sus ojos; les responderé!…Soy demasiado atrevido. No es a mi a quien habla. Las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus

La palabra es un acto (Gonzalo Arango)

Ni usted ni yo necesitamos presentación: tenemos tres cosas en común: esta tierra, la vida y la muerte. En eso somos semejantes, casi amigos. Al menos, hay que vivir con esa ilusión de amistad que es básica para la solidaridad humana. ¿Qué diré para empezar? Saint-Exupéry nos recuerda que cada palabra es un acto. Vamos, pues, a obrar en esta página. Para empezar, no diré nada que no sienta, única manera de ser leal a mí mismo, y a usted. No soy, por fortuna, un escritor asalariado. La libertad que defiendo contra viento y marea es mi única riqueza dentro de una miseria estoica y nada despreciable. Me edifica y me torna creador en la medida de mis carencias y mi sufrimiento. Hay que cantar en el sacrificio como los mártires que creen en algo más que la muerte, por ejemplo en un ideal de vida, en una causa espiritual. Y yo creo en la dignidad humana, ante todo, y estoy orgulloso de esta creencia que funda también la dignidad del arte. Odio hipotecar la conciencia a los dividendos de la m