Ángela
María Ruiz Gaona
[L]a
experiencia estética de la belleza
natural
también debe permitimos tener
una
relación no instrumental con la Naturaleza.
Marta
Tafalla, 2005
Las relaciones no instrumentales
entre la naturaleza y el ser humano han sido estudiadas desde los antepasados
hasta la actualidad. Principalmente, la apreciación estética de la naturaleza ha
profundizado en estas cuestiones del pensamiento. Así, al recorrer una breve
historia de estas relaciones en la filosofía, se encuentran pensadores tan
importantes como: Parménides, Aristóteles, Descartes, Galileo, Bacon,
Agryppa, Hegel, Kant, Newton, Leibniz, Mach, Einstein, entre otros[1]. Por
ello, en términos de las relaciones no instrumentales entre el ser humano y la
naturaleza del presente, es preciso tener en cuenta las evidencias de los cambios
drásticos producidos por:
la
explosión demográfica, la mala distribución espacial de la población que
propicia el urbanismo exagerado, con su contradictoria cultura de megalópolis,
la industrialización desaforada, el armamentismo, la polución ambiental, el mal
uso de los recursos naturales y la inadecuada utilización de fuentes energéticas.
(Gómez, 2011, p. 138)
La naturaleza
se destaca como uno de los temas fundamentales para seguir siendo estudiado desde
las academias. Además, si la naturaleza se entiende como los componentes del
mundo natural, no humano, ¿por qué no pensar las relaciones naturaleza y ser
humano desde un género literario como la poesía? Es decir, acercarse a
comprender cómo son estas relaciones y su configuración, en el entramado de
imágenes, motivos y temas; así llegar a interpretaciones y posturas críticas que
recojan un sentir estético sobre la naturaleza en la contemporaneidad.
Por lo anterior, se requiere de un marco metodológico
y conceptual que otorgue las posibilidades de llegar a conclusiones sobre la
naturaleza y lo humano desde la poesía. En este escrito, el camino de análisis
se aborda desde el lenguaje sensitivo y no pragmático; por tal razón, se
recuerda que “al declararnos seres racionales vivimos una cultura que
desvaloriza las emociones, y no vemos el entrelazamiento cotidiano entre razón
y emoción que constituye nuestro vivir humano, y no nos damos cuenta de que
todo sistema racional tiene un fundamento emocional” (Maturana, 1990, p. 14).
En ese orden ideas, “[e]l progreso no está en la continua complicación o cambio
tecnológico, sino en el entendimiento del mundo natural que permite recuperar
la armonía y belleza de la existencia en él desde su conocimiento y respeto” (Maturana,
1990, p. 31).
Entonces, “es preciso rebasar los problemas de la descripción
–sea ésta objetiva o subjetiva, es decir, que narre hechos o impresiones– para
llegar a las virtudes primeras, a aquellas donde se revela su adhesión, en
cierto modo innata, a la función primera de habitar” (Bachelard, 2012, p. 34).
Una de las maneras de habitar la naturaleza es habitando el agua. Por ello, estudiar
el elemento agua estéticamente en el lenguaje poético permite generar
conclusiones sobre cómo es esta cohabitación de la naturaleza y el ser humano
en términos no instrumentales.
Ahora bien,
este escrito presenta apenas un esbozo de lo que significaría estudiar el tema
de la naturaleza, pero específicamente desde uno de los cuatro elementos: el
agua. De allí que la cuestión empieza a esclarecerse si se formulan unos pasos
para la lectura con el horizonte agua, en un corpus de poesía colombiana actual
y si desde esa lectura se puedan establecer interpretaciones sobre el elemento
líquido como parte del mundo natural. ¿Por qué elegir el estudio de esta
cuestión desde el tema de los cuatro elementos de la naturaleza? Esa respuesta
se encuentra en la estética de Gaston Bachelard (1996), en cuanto a la
formulación de una ley de los cuatro elementos “que clasifique
las diversas imaginaciones materiales según se vinculen al fuego, al aire, al
agua o a la tierra. Y si es verdad, como pretendemos, que toda poética debe
recibir sus componentes –por débiles
que sean– de una esencia material, es esta
clasificación por los elementos materiales fundamentales la que deberá
emparentar con más fuerza a las almas poéticas” (p. 11). El estudio de los
cuatros elementos en la poesía colombiana contemporánea en un marco de obras
poéticas más amplio implicaría una investigación prolongada y tendría un
carácter académico diferente. De lo anterior se deriva que en este escrito se
decida mostrar, en un esbozo, el camino de lectura para apreciar estéticamente el
agua desde el lenguaje poético.
La selección
de los poemas se orienta de dos formas: la primera es que los autores hayan
nacido en Colombia y que sean contemporáneos. La segunda, que la lectura debe
tener un horizonte de sentido que guíe la comprensión y la interpretación de
imágenes recurrentes del elemento líquido en ríos, lagos, gotas, lluvia, mares,
humedad, entre otros. De allí es relevante pensar en que “[s]i quiero estudiar
la vida de las imágenes del agua, tengo pues que devolverles su papel dominante
a los arroyos y a las fuentes de mi país” (Bachelard, 1996, p. 16).
Concretamente,
se requiere una lectura que llegue, con la interpretación, al objetivo central de
este escrito: estudiar el tema de la apreciación estética del agua en un corpus
de cuatro poemas. Esta lectura brinda el camino que permite cuestionar y
replantearse la cohabitación entre naturaleza y ser humano contemporáneo.
Por lo
anterior, se propone abordar la lectura de poemas de la siguiente manera:
1-Comprensión
de imagen: en donde se deben rastrear detalles concretos que se dibujan en
nuestra imaginación, a medida que vamos leyendo con el mismo horizonte de
sentido temático. En esta lectura hay un rastreo de las imágenes recurrentes
del agua, subrayando palabras clave.
2-Interpretación
de motivos: es la inferencia que surge desde el conjunto organizado de imágenes
convergentes con el mismo horizonte de sentido temático, es decir, el agua.
A
continuación, se expone la organización del primer paso en la comprensión de la
imagen, que consiste en leer poemas con el horizonte de sentido orientado en el
elemento agua y destacando las palabras clave de cada imagen[2].
Después de ello, se consolida la interpretación con el surgimiento del punto de
vista crítico. El primer paso de la comprensión contiene cuatro poemas de
poetas colombianos contemporáneos, además revelan en su universo poético una
vinculación con la naturaleza y específicamente con el elemento agua. Estos
poemas se encuentran publicados en el blog de María Eugenia
Sánchez-Nieto, Poetas Colombianos - E SánchezNieto
- (Nacidos -con preferencia- a
partir de los años 50 del siglo XX) (Sánchez-Nieto, s.f.). Sánchez-Nieto
es poeta y filósofa bogotana, destacada por publicaciones como: Que venga el tiempo que nos prenda (1985),
Con la venia de los heliotropos (1990)
y Las puertas de lo invisible (1993),
entre otras.
1. Comprensión de imagen
Una
desempleada
Anabell
Manjarrés Freyle
Caen de los árboles gotas de las
lluvias de ayer.
Sentada en una banca oigo la
conversación ilustre de los pájaros.
Busca oficio, dicen mis colegas
serviles y encorbatados:
No todo lo que tiene garras vuela,
respondo.
Las nubes de Santa Marta esconden
el sol en Escorpio
mientras la luna es una impostora:
la tuerta y felina mirada de la
noche.
Fecha de publicación en blog: 24 en
enero de 2017.
Palabras claves de la imagen: Gota
/Lluvias/ Árboles/ Pájaros/ Nubes/ Sol/ Luna/ Noche.
La
Pesca
Pedro
Licona
Si se abre el círculo de la
atarraya,
Si se escucha la caída de los
plomos a la profundidad,
Los peces esperan.
Si se presiente el rumor del agua
ausente,
La llegada de otros cantos
misteriosos,
La huida del oxígeno hacia el
espacio,
El final de todos los destinos,
Hasta ocultar el canto de la
libertad,
Los peces siguen en la espera del
anuncio,
De la partida.
Fecha de publicación en blog: 18 de
noviembre de 2016.
Palabras claves de la imagen: peces/
agua/ oxígeno.
Nadie
fuera de mí puede salvarme
Del
Libro La última canción del fauno
Kenia
Martínez Gómez
Sabiendo que me voy a la guerra
me subo en este tren.
Tengo las manos vacías y un par de
deudas en los bolsillos.
Más allá de la frontera se
deshojarán las margaritas.
Los peces huirán del agua,
la mañana mostrará otra pesadilla.
La noche no descansa.
Mi cuerpo aún libre de uniforme
dibuja tu imagen en el cielo.
El vuelo de las palomas contrae el
corazón.
Libertad,
pájaro con la jaula abierta
que a fuerza de estar preso perdió
para siempre el vuelo.
Fecha de publicación en blog: 4 de
junio de 2017.
Palabras clave de la imagen:
margaritas/ peces/ agua/ noche.
Magdalena
en el río
Miguel
Iriarte Díaz Granados
En el verano,
Después de largos días de camino
Buscando aguas y hierbas nuevas
Para calmar la inquietud de los
ganados,
Llegábamos hasta la corriente
serena del San Jorge
(un poco más arriba de Santiago
Apóstol)
Donde era seguro encontrar
muchachas encendidas
Por el fósforo pasional de la
subienda
Y casi desnudas por el ardor y la
pobreza.
Entonces corrían en tropel a los
corrales
Para cambiar un poco de vitualla
Por pescado o por amor,
Muertas de risa y sin sostenes
Mientras componían el rancho
abandonado en el invierno
Y sacaban culebras y alacranes del
techo y los rincones
Con la tranquilidad del que arregla
los santos de un altar.
A una de ellas, Magdalena,
Para que yo le cantara dos
rancheras nuevas que aprendí
Le gustaba llevarme en su canoa de
Ceiba por las tardes
Río abajo
Entre remolinos de agua turbia,
Gritería de loros y alcaravanes,
Y nubes inmensas
De pájaros espantados con su risa.
Por allá lejos,
En el enredo antiguo del manglar,
Anclaba la canoa en las raíces
Y me ofrecía sus piernas desatadas
Para que acomodara la orfandad de
mis huesos
Contra unos muslos suaves
Sabios ya en el oficio de exprimir
jornaleros.
Entonces yo cantaba
Mientras ella movía una mano en el
agua
Para hacerle un murmullo a la
canción.
En los días Santos de ese abril me
daba dulces
de ciruela y mangos y otras mieles
Y yo la dejaba escuchar canciones y
novelas
En la radio.
Fecha de publicación en blog: 24 de
marzo de 2017.
Palabras clave de la imagen:
hierbas/ ganados/ aguas/ pescado/ corriente/culebras/
alacranes/ loros/ alcaravanes/ ceiba/ pájaros/ raíces/ manglar.
2. Interpretación del motivo
El primer verso del poema de Anabell Manjarrés Freire titulado
“Una desempleada” dice: “Caen de los árboles gotas de las lluvias de ayer”;
luego el segundo verso muestra una voz poética sentada en una banca: “Sentada
en una banca oigo la conversación”; entonces
el elemento líquido interviene como una invocación de un pasado y un presente;
así, al seguir leyendo los versos y con el título que la poeta le da al poema –“Una desempleada”–, se llega
a abordar el resto de la obra y se comprende que está inspirada en una
situación particular. Tal vez estos dos primeros versos sean fundamentales para
el objetivo de este escrito con respecto al elemento agua. El hecho de caer gotas
desde los árboles le brinda a la escena el aspecto de que es cotidiana, como lo
puede ser el estar desempleado; hay una apreciación estética del agua en tanto
que se asiste a una rememoración del ayer de las personas en su presente, aunque
esto puede ser de manera irónica y melancólica. Cuando la voz poética responde:
“No todo lo que tiene garras vuela” a sus “colegas serviles y encorbatados”, la
relación con el agua que establece la voz poética no es instrumental y le
otorga un nuevo rumbo al sentir temporal de la vinculación del elemento líquido
con la sociedad, porque gracias a la presencia del agua se invoca el pasado y se
critica el presente: “serviles y encorbatados”.
En la
segunda obra, de Pedro Licona y titulada “La pesca”, el elemento agua está predominantemente en toda la construcción
del poema. Hay imágenes recurrentes que llevan a establecer relaciones entre el
agua y el ser humano; por ejemplo, se lee en esa metáfora de los peces
atrapados en la atarraya el sentir (escuchar) de la esclavitud de los humanos
en sus celdas, esperando la libertad: “Si se abre el círculo de la atarraya/ Si
se escucha la caída de los plomos a la profundidad, / los peces esperan”. En
estos otros cuatro versos: “Si se presiente el dolor del agua ausente, / La
llegada de otros cantos misteriosos, / La huida del oxígeno hacia el espacio/
El final de todos los destinos”, significa que el agua posee una supremacía en
cuanto líquido del cual surge la vida y de una u otra manera define (presiente)
el destino de los hombres. La vida y la muerte en una invocación poética
nuevamente líquida.
En el poema
citado de Kenia Martínez, del libro “La última canción del Fauno”, encontramos los
versos: “Sabiendo que me voy a la guerra/ me subo en este tren”. Además, en los
versos 5 y 6: “Los peces huirán del agua, / la mañana mostrará otra pesadilla”,
el agua configura el terruño, dejar la tierra donde se nace para irse a la
guerra, lo que implica moverse del lugar donde se ha nacido; ese lugar es
fundacional y así como el líquido acompaña el vientre materno desde que se
engendra vida, el agua también pertenece a ese instante originario y raizal que
irradia memorias de nuestro crecimiento y paso por la vida. Sin embargo, al
decir que: “Los peces huirán del agua”, implica
que ese mismo territorio donde se ha nacido no es seguro y ha mostrado dificultad
para la voz poética al encontrarse nuevamente pesadillas: “la mañana mostrará otra pesadilla” Por ello,
La
comunicación con el agua no se limita únicamente a un manantial, al agua
lluvia, o a cuerpos de agua ubicados en el plano físico; ésta requiere también
el reconocimiento de las aguas internas, aquellas que fluyen como sangre,
sudor, lágrimas: fluidos que nos recuerdan que estamos conformados por dos
tercios de agua que componen al cuerpo humano (Abello, 2015, p. 96).
Así, el
entender poéticamente el agua como memoria personal y colectiva aporta al
establecimiento de una cohabitación no instrumental con la naturaleza. El agua
como lugar donde se nace y de donde surgen las memorias que guarda el elemento
líquido en el mismo cuerpo del ser humano.
En ese
sentido, el cuarto y último poema, titulado “Magdalena en el río” y cuyo autor es Miguel Iriarte Díaz, es un recorrido por el recuerdo de la voz
poética; todo el poema se encarga de mostrar la fuerza del elemento líquido
invocando la memoria de la vida misma: “Le gustaba llevarme en su canoa de
ceiba por las tardes/ Río abajo/ Entre remolinos de agua turbia”. Específicamente,
esta estrofa revela un instante erótico en conexión con el agua: “Anclaba la
canoa en las raíces/ Y me ofrecía sus piernas desatadas/ Para que acomodara la
orfandad de mis huesos/ Contra unos muslos suaves/ Sabios ya en el oficio de
exprimir jornaleros. / Entonces yo cantaba/ Mientras ella movía una mano en el
agua/ Para hacerle un murmullo a la canción”. Para la voz poética, el agua
invoca una memoria unida a un territorio natural, de donde surgen los recuerdos
dados en este poema eróticamente; puede ser de otras maneras, como recuerdos
fundacionales, nostálgicos y de anhelos de libertad. Así, el lector de estos
versos va en un viaje por el cuerpo (piernas, muslos, mano, huesos) y el río
Magdalena.
De lo
anterior se deriva que “los territorios, entendidos como inscripción de
memoria, donde se establecen las geografías de las relaciones de los humanos
con la naturaleza, evidencian un tipo de interacción y reciprocidad de estos
con las otras entidades que los habitan” (Ulloa, 2012). Efectivamente, en el
poema se da una cohabitación de la naturaleza y el ser humano desde la memoria
del agua.
Para
terminar, se puede afirmar que es posible abordar el tema de la apreciación
estética de la naturaleza, específicamente el elemento agua desde el lenguaje
poético, con un método de lectura de dos pasos: el primero es la comprensión de
imagen por medio de una selección de poemas tomados de una fuente bibliográfica;
en el caso de este análisis, se tuvo en cuenta el blog de María Eugenia Sánchez-Nieto.
De allí se tomó una muestra de poemas en los que se encontraron imágenes
recurrentes que aluden al agua. Luego, se destacaron las palabras clave que
tienen el mismo horizonte temático. El segundo paso es la interpretación de
motivo que son las inferencias que surgen de la asociación de imágenes recurrentes
sobre el agua en el sentido de todo el poema. De allí que esas mismas
inferencias permitan ir más allá y generar desde la apreciación estética puntos
de vista sobre las relaciones no instrumentales entre la naturaleza y el ser
humano.
En
consecuencia, la interpretación de los cuatro poemas nos lleva a concluir que
la voz poética invoca el pasado desde el elemento agua para reflexionar sobre
el presente, así hay una conexión emotiva con la situación poética particular, que
puede ser de nostalgia, ironía, anhelos de libertad o erotismo. En ese sentido,
esa vinculación del ser humano con la naturaleza no es instrumental y
posibilita resignificar el presente desde el pasado, como una memoria vital que
identifica no solamente a la voz poética de este poema en particular, sino a
los seres humanos. Cuestión que permite conectar armónicamente con la belleza,
el respeto por el agua y por la naturaleza.
También, si
se comprende el elemento agua como el líquido que recorre el cuerpo humano, es
posible que la memoria que surge de allí se corresponda con un territorio
geográfico. Es decir, al recordar una experiencia humana poéticamente, se
posibilita la apreciación estética que une al agua y lo humano en su territorio.
Así, habitar la naturaleza requiere de la disposición para apreciar el mundo
natural no humano; ello significa comenzar a habitar estéticamente.
A la luz
del siglo XXI, urge pensarse otras maneras de cohabitar. Sin embargo, estas
maneras de comprender la naturaleza “implican procesos de negociación y
conflictos. Algunas nociones de naturaleza se han vuelto hegemónicas mientras
que otras son debatidas, repensadas o transformadas” (Ulloa, 2011, p. 34).
Por esta
razón, este escrito representa un aporte al entendimiento del tema, que abre
caminos desde la apreciación estética del lenguaje poético para la comprensión
de la belleza y el respeto por la naturaleza.
Referencias
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históricos de exclusión/ apropiación de saberes y territorios de mujeres y
pueblos indígenas. desiguALdades.net, Working
Paper Series, 21.
[1] Consultar
a Malcom Mudd (2014) en su libro La
apreciación estética de la naturaleza, donde hace un recorrido por la
historia de la filosofía que aborda la apreciación estética de la naturaleza en
cuatro ensayos. Madrid: Colección La bolsa de la Medusa, Machado Libros.
[2] “La imaginación no es, como lo sugiere la etimología, la facultad de
formar imágenes de la realidad; es la facultad de formar imágenes que
sobrepasan la realidad, que cantan la
realidad” (Bachelard, 1996, p.31).
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