Lleno de méritos está el hombre;
mas no por ellos sino por la Poesía,
hace de esta tierra su morada.
Hölderlin
En las siguientes páginas presentaremos un punto de vista sobre la importancia de la percepción del tiempo en la ciudad de Bogotá, capital de Colombia. Sin lugar a dudas, la cuestión de la temporalidad en las ciudades es exhaustiva, ha tenido diferentes acercamientos desde la psicología, sociología, filosofía y otras ciencias afines con el análisis de los grandes asentamientos urbanos. En nuestra orientación específica, queremos abordar el asunto basándonos en “el modo como “vemos” el mundo, no en términos de nuestro sentido de la vista…”, sino como percepción del tiempo en cuanto captación poética. Gracias a la poesía no olvidamos lo que somos en el universo, por ende, el discurrir poético del tiempo permite transformar los espacios en lugares.
Esos lugares poéticos que marcan el tiempo bogotano serán dados por seis poetas: Guillermo Valencia, Isabel Lleras Restrepo de Ospina, Luis Vidales, León de Greiff, Jorge Rojas y Willliam Ospina.
Es importante tener claro que la percepción se relaciona con aquel fruto que surge en el cerebro cuando los sentidos confluyen sobre un solo punto de abstracción, es decir, cada individuo percibe el tiempo de manera diferente. Sin embargo, cuando esos individuos participan de una sociedad, crean su propia cultura. En este sentido, podemos afirmar por ejemplo, fundamentándonos en la investigación Rostros y voces de Bogotá, que la capital colombiana ha presentado transformaciones que evidenciaremos desde la poesía.
Es fundamental entender que “es a través de la percepción de la duración temporal como el hombre antiguo construyó la esencia del tiempo mítico, religioso, incluso político.”En este sentido, las culturas milenarias tenían conciencia del paso del mundo, pero su percepción era diferente, por ejemplo, los celtas vivían su tiempo de acuerdo a las noches no a los días, se le daba otra orientación a la alternancia; se consideraban hijos del dios de la noche, de quien nació el día; lo que derivó en una percepción del tiempo heterogénea.
Comprendemos que cultura es la cepa, raíz que trasciende en comunidades, pueblos, sociedades, a través del tiempo. Esas raíces se relacionan con la evolución de las potencialidades, exploradas desde su convivencia con la comunidad en contacto con el arte, ciencia, técnica y filosofía.
Cada cultura le ha dado su importancia al tiempo y las percepciones de cada generación posibilitaron una evolución en la manera de descubrirlas. Roma y Constantinopla por ejemplo comenzaron a tomar otros rumbos. Por lo tanto, en sus diferentes apropiaciones del mundo (teológicamente, filosóficamente, económicamente, etcétera) se distanciaron.
Si hablamos de culturas es recomendable abordar, entre otros aspectos, las manifestaciones y expresiones. La organización de las ciudades, por ejemplo, configura entornos que con el paso del tiempo deben ser proyectados nuevamente, debido a múltiples factores como: la inmediatez del tiempo derivada de la tecnología, los medios de comunicación y la industria.
Para explicar más a fondo este tema, hemos elegido iniciar desde algunos aspectos comunes de la arquitectura que competen también a la poesía. Comenzaremos diciendo que la percepción desde” (…) La arquitectura empieza y acaba en el habitar, habitando es como se construye el lugar y ese habitar es un acto de negociación continua con el espacio y el resto de los que habitan ese mismo espacio. (…) El discurso sobre el habitar es siempre un discurso sobre el tiempo
El habitar de los territorios está determinado entre otras cuestiones, por la manera en que se organizan los espacios. Esos espacios están conectados con las condiciones culturales, fisiológicas, económicas, tecnológicas etc. En este sentido, los seres perciben esta organización espacial y con el paso del tiempo le otorgan una significación habitacional. Es decir:
(…) el espacio actúa como signo porque comprende un significante que es el lugar concreto ante mí y un significado (el objeto arquitectónico) que es el espacio sugerido por el significante; con esta propiedad de signo el espacio oscila continuamente entre el espacio del significado y el espacio del significante.
Comenzando el siglo XX, el poeta colombiano nacido en Popayán, Guillermo Valencia, representante del modernismo hispanoamericano y siguió la línea del simbolismo francés. En el siguiente poema, Valencia percibe la ciudad todavía angosta, lenta, fría, y casi deshabitada:
Bajo el puente y al pie de la torcida
Y angosta callejuela del suburbio,
Como un reptil en busca de guarida,
Pasa el arroyo turbio…
Isabel Lleras Restrepo de Ospina, expresa desde su sensibilidad bogotana, los espacios simbólicos atravesando el tiempo, para incluso, llegar a la colonia. Es importante decir que Isabel Lleras sentía un afecto especial por la zona de “La Candelaria·, hoy en día un lugar rodeado por cultura, arte y academia.
Con el poema El Camarín del Carmen, destaca algunos lugares poéticos y personajes de la época colonial. Los versos nuevamente atestiguan el habitar poético en la rememoración de la ciudad:
En esa calle estrecha y empinada
Que en un tiempo se llamó Agonía,
El camarín del Carmen todavía
Se agarra a la pared destartalada.
En un recuerdo de la edad pasada
Es el testigo de mayor valía;
Él vio, al Virrey Solís cruzar un día
Y oyó el galope de la mula herrada.
El poeta Luis Vidales también hace una rememoración de su habitar poético. Vidales nació en Calarcá pero vivió en Bogotá cuando fue docente de la Universidad Nacional, finalmente por conflictos colombianos internos se exilia en Chile. En el siguiente poema percibimos sus imágenes de la época del tranvía en Bogotá, para los que no conocimos este medio de transporte, los versos nos dan un conocimiento de aquel momento, además, revela una ciudad que empieza a despertarse con los avances de la industria; por esto el poeta alude a una ciudad infantil:
Pasaban los hombres manejando sus coches, sus trenes,
Sus tranvías, sus automóviles.
¿Qué era lo que hacían?
Jugaban.
Iban en sus juguetes grandes.
Seguían siendo niños.
Y volaba y volaba la gran juguetería de ruedas.
¡ah, la ciudad infantil!
León de Greiff , poeta colombiano, nace en Medellín pero como Vidales vivió gran parte de sus años en Bogotá hasta su muerte en 1976. Pasaba sus días en el café El automático, en reuniones literarias entre poetas como Luis Vidales, Rafael Maya y Alberto Lleras Camargo. Era un punto de encuentro importante ya que promovió la cultura en la ciudad. En el poema Tipos de Greiff, leemos como se empezaba a proyectar una imagen del tiempo mediante diversos motivos, es decir, en el mismo habitar del artista:
Todas las tardes, todas, lo veo en la penumbra
Del Café, consumiendo el brebaje aromático,
Mientras fuma sus pipas.- Abstraído y apático
nada de lo que pasa le interesa-. (…)
El habitar de la naturaleza está plasmado en la poesía, la evidencia de su presencia a través del tiempo en el entorno bogotano, lo vemos en los sauces, los rosales al frente de las casas, los cerros, la sabana, los pinos, eucaliptos, cerezos y la lluvia; esta vez es el poeta Jorge Rojas, quien también vivió en Bogotá durante algunos años. Invoca y describe este universo en Oda a Bogotá:
Amo la rosa del helado viento;
Tu límite oriental, más que ninguno
Columna de tu cielo,
Y el eucalipto de fragante altura
Talado por la nube y por el humo.
Amo tus sauces donde está la lluvia
Quieta, como acodada entre sus ramas;
Y el cerezo de azúcar
Con su botón de mieles suspendido
De los gajos más dulces de la infancia.
La expresión poética sobre la ciudad de Bogotá, nos revela como el paso del tiempo se configura de acuerdo a la transformación de su entorno, puede ser una ciudad infantil, o de sauces llorosos.
Es necesario apropiarnos del lugar donde habitamos ya que es un instrumento que poseemos para vivir, su valoración se da desde las fronteras de cada habitante. Aunque el lugar es limitado” (…) ha sido creado por el hombre y montado para su especial finalidad. El lugar es donde se experimentan acontecimientos de nuestra existencia significativos, define un punto de partida, a partir del cual nos orientamos y nos apoderamos del ambiente circundante”.
Queremos concluir con un poema de William Ospina, quien a través de sus palabras revela una mirada sobre su sentir del tiempo en esta ciudad bogotana. El poeta nos muestra el rostro de su habitar poético, en medio del frío del amanecer, las nubes espesas, helechos, páramos en el marco de los cerros. Así dice su poema inédito Bogotá:
(…) alzas tu rostro bajo el hielo del amanecer,
Hablas al cielo en nubes espesas con lenguas de hierba,
Hablas en la espiral silenciosa de los helechos,
En las hojas lanosas del frailejón de los páramos.
Eres tú olvido, musgo negro bajo la piel del estanque,,
Viento de cosas calladas que sopla por los cerros, (…)
Hasta acá, hemos atravesado una ciudad angosta, fría, colonial, de sauces, de vías transitadas por tranvías, rememorada en cada expresión poética y cultural; existirán infinidad de percepciones, tantas como personas sensibles.
Los poetas posibilitan que los lectores comprendan la percepción del tiempo diferente, entender la evolución de Bogotá no como un sinfín de quejas y dolores, sino como la contemplación de lo que fue y quedó enmarcado en lenguaje poético. Entonces, “(…) independientemente de su perdurabilidad, no existe un espacio transformado separado de una vivencia de tiempo, ni ninguna creación que no participe aunque sea en forma fugaz, en una representación de la cultura con un principio y un fin”. De esta manera, aseguramos la perdurabilidad de la cultura desde la habitabilidad de la poesía.
BIBLIOGRAFÍA
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Covey, Stephen. Siete hábitos de la gente altamente efectiva. Madrid: Paidós, 1997.
Hernández. Manuel. “Sobre el lugar en arquitectura”. En: Arquitectura y Humanidades. Revista de Universidad Autónoma de México, UNAM, Taller de Investigación "Arquitectura y Humanidades", Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura. http://www.architecthum.edu.mx/Architecthumtemp/invitados/Martin_Hdz5.htm
Hölderlin, Friedrich. “Cinco sentencias por guía”. En: Heiddeger, Martín. Hölderlin y la esencia de la poesía. Trad. Juan David García Bacca, Barcelona: Anthropos, 2000.
Mangas, Julio y Moreno, Santiago. El Milenarismo y la percepción del tiempo en las culturas antiguas. Madrid: 2001.
Neira, Carmen (investigadora). Rostros y voces de Bogotá. Bogotá: Unibiblos, 2004.
Quiroga, Adriana. “La problemática del espacio y el lugar en la arquitectura actual”. En: Arquitectura y Humanidades. Revista de Universidad Autónoma de México, UNAM, Taller de Investigacion "Arquitectura y Humanidades", Programa de Maestría y Doctorado en Arquitectura, Campo de Conocimiento en Diseño Arquitectónico. [Enlínea] http://www.architecthum.edu.mx/Architecthumtemp/numerocinco/pon_adriana5.htm
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