En el susurro del viento,
un lamento,
la tierra seca clama por el agua,
sus ríos son recuerdos,
ecos del tiempo,
mientras el fuego danza,
voraz y sin tregua.
Las hojas caen, ceniza en el suelo,
bosques que ardieron,
un duelo eterno,
las llamas devoran lo que fue un cielo,
y el aire se llena de un grito interno.
Un sol implacable quema el horizonte,
la sequía avanza, no hay compasión,
las raíces mueren, el polvo responde,
en cada rincón, una desolación.
Las aves huyen, los animales callan,
un ciclo quebrado, un ciclo sin fin,
la tierra se agrieta, el agua se escapa,
un canto de muerte en su triste jardín.
¿Qué queda, oh tierra,
cuando el fuego arde?
¿Un eco lejano de lo que soñamos?
Despertemos juntos, salvemos el aire,
y que la lluvia regrese a nuestros manos.
Por cada gota que al cielo se eleva,
que el viento escuche un nuevo clamor,
por un mundo en paz,
donde el agua se renueve,
donde florezca la vida,
en un solo amor.
Ángela María Ruiz Gaona [L]a experiencia estética de la belleza natural también debe permitimos tener una relación no instrumental con la Naturaleza. Marta Tafalla, 2005 Las relaciones no instrumentales entre la naturaleza y el ser humano han sido estudiadas desde los antepasados hasta la actualidad. Principalmente, la apreciación estética de la naturaleza ha profundizado en estas cuestiones del pensamiento. Así, al recorrer una breve historia de estas relaciones en la filosofía, se encuentran pensadores tan importantes como: Parménides, Aristóteles, Descartes, Galileo, Bacon, Agryppa, Hegel, Kant, Newton, Leibniz, Mach, Einstein, entre otros [1] . Por ello, en términos de las relaciones no instrumentales entre el ser humano y la naturaleza del presente, es preciso tener en cuenta las evidencias de los cambios drásticos producidos por: la explosión demográfica, la mala distribución espacial de la población que propicia el urbanismo exagerado, con su contr...
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